Saturday, April 9, 2011

Mujeres en bicicleta

Tacones y pedales, belleza y actitud en equilibrio


Las mujeres en bicicleta cambiaron la política, la moral, la moda y la economía con su sensual zig-zag desde 1890. Hoy siguen causando revuelo al pedalear por la libertad femenina y la movilidad urbana.

Del 23 al 25 de marzo se realizó en España el congreso internacional Velo-City Sevilla 2011, el Ciclo de la Vida, que contó con la participación mexicana de Mujeres en Bici, grupo dirigido por Martha Eréndira, Helga Marie González-Nieves, Maritza Montero y Paola Gómez. “Lo único que nos detiene es el freno de nuestra bici”, afirmaron durante el Paseo en Bicicleta con Tacones, recorrido de altura sobre Reforma con el que celebraron dos años de rodar.

Celeste, la bicicleta para mujer
En 1895, la reina Margarita de Italia mandó traer al mejor fabricante de bicicletas. De Milán se presentó Eduardo Bianchi, quien le tomó la medida a su majestad y fabricó la primera bici diseñada para mujer: una Safety cycle (las dos ruedas del mismo tamaño) con el tubo superior del cuadro curvo para subir y bajar fácilmente. La pintó del color de los ojos de la reina y la llamó “Celeste”. Ante la petición real para que le enseñara a pedalear, Bianchi abrió la primera escuela de ciclismo femenino.La Reina Margarita de Italia.

Las mujeres ya habían tomado las calles de Norteamérica en bici. El 23 de abril de 1895, el Indianapolis Weekly reportaba: “Hace cinco años, cuatro mujeres pedalearon por primera vez aquí, para el profundo disgusto de los caballeros de la ciudad y el más profundo disgusto de las damas. Ahora las mujeres que pedalean son legión y su número se incrementa”. Este flujo masivo de mujeres ciclistas es para David V. Herlihy, autor del libro Bicycle, “la consecuencia social más importante del boom de la bicicleta”.
Las pioneras del ciclismo femenino no empezaron por moda, deporte o pasatiempo, para ellas pedalear era una causa, mejorar sus condiciones de vida, afirmar la independencia y la igualdad. Para demostrarlo, en 1896, Margaret LeLong pedaleó desde Chicago hasta San Francisco, 2,982 km., con su polvera y un revólver. Las mujeres en bici eran mal vistas, sobre todo por los defensores de la decencia, quienes consideraban inmoral que las féminas pedalearan. Se advertía seriamente sobre la imposibilidad de tener hijos, el uso de ropa indecente, las relaciones impropias con desconocidos y ese acto depravado de frotar los órganos sexuales con el sillín. A pesar de esto, el ciclismo femenino estaba en marcha y ganaba terreno.
La vestimenta que usaban también causó controversia. Las faldas largas de equitación y los corsés no servían para montar la bicicleta. Por lo que se diseñaron prendas que les permitieran moverse y respirar sin dejar al descubierto parte alguna de las piernas ni atorarse con el mecanismo de la bici. El resultado fueron los turcos o bloomers, bermudas holgadas que se ajustaban un poco más abajo de las rodillas. Se usaban con medias gruesas y botines. O la falda confeccionada para ciclismo, dividida como trusa masculina. Por supuesto, esta ropa motivó el escándalo porque borraba la diferencia entre los sexos. Angeline Allen irrumpió con esta moda y se hizo famosa por sus apariciones en The National Police Gazette, criticada por pedalear con pantalón corto desde 1893 en el Asbury Park de Nueva Jersey, mientras desafiaba los códigos de vestimenta de la época. Dos años después, el ciclismo femenino y sus accesorios causaban furor. La industria empezó a crear todo para la mujer, dueña de la tercera parte del mercado ciclista.
Margaret Lelong, ciclista y activista.

En 1896, Susan Brownell Anthony, activista de los Derechos Civiles, recorría los Estados Unidos en tren y en bicicleta como oradora sobre los derechos de la mujer y el voto: “Creo que el ciclismo ha hecho más por la emancipación de la mujer que ninguna otra cosa en el mundo. Le da una sensación de libertad e independencia. Yo me alegro cada vez que veo a una mujer en bici. La feminidad libre y sin ataduras”.
El ciclismo se declaró disciplina olímpica en los Juegos de Atenas en 1896; sin embargo, la participación de la mujer tuvo lugar casi un siglo después, hasta las competencias olímpicas de Seúl en 1988. Es probable que la ciclista más brillante sea la noruega Gunn Rita Dahle (Oro en Atenas 2004), con más de quince medallas de oro ganadas desde 2001. Más allá del ámbito deportivo, el ciclismo femenino se desarrolló por otras rutas. Como menciona Carmen Díaz en Ciudad en Bici (No.10, febrero de 2011) ha tenido entre sus mejores activistas a Claire Morrissette, ambientalista y ciclista canadiense fallecida en 2007, autora del libro Dos ruedas, un futuro: la bicicleta en la ciudad. Morrissette fundó el colectivo El Mundo en Bicicleta y la organización Ciclo Norte-Sur para donar más de 30,000 bicis a los países del sur. Logró que se reconociera el derecho de los ciclistas a subir la bici al metro de Montreal y a cruzar el puente de la isla. Por su parte, Caroline Samponaro, actual Directora de Promoción de la Bicicleta de la organización Alternativas de Transporte, es una de las personas que le han cambiado la fisonomía a Nueva York para transformarla en una ciudad de peatones y ciclistas.

“Tacones, el motor de mi bici”
La actitud de la mujer mexicana ante la bicicleta está cambiando. A taconazos y pedalazos le pierde el miedo en abierto desafío al mundo y a los coches. Las medallistas lo han demostrado, Belem Guerrero (Plata en Atenas 2004), Isabel León Moncada (Oro en el Campeonato Mundial Master Inglaterra 2005) y Carmen Alicia la “Popis” Muñiz (Récord Guiness Master, 26 horas sin parar, a los 62 años), entre las jóvenes de nivel internacional como Lorenza Morfín, Giuseppina Grassi, Daniela Campuzano, Lorena Dromundo y Roxana Islas-García, lista para rodar de Tijuana a Cancún, 4,500 km. Rompen récords y prejuicios, el ciclismo ya no es una actividad dura y peligrosa para ellas.
Mientras los hombres competimos como simios para demostrar superioridad, ellas organizan y conducen el ciclismo de ciudad. Integrada en 2008, la Red Nacional de Ciclismo Urbano, Bicired, organiza a más de cuarenta grupos en un movimiento ciclista que propone soluciones de movilidad. Las cabezas de las organizaciones fundadoras y de las iniciativas son mujeres. Areli Carreón preside a los Bicitekas, el grupo de ciclismo urbano más importante del D.F., en cuyo consejo directivo se encuentran Marianna Sánchez, Mónica Sánchez y Ruth Pérez, creadoras del grupo femenino Biciellas Chamacletas Urbanas. En la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal, Martha Delgado y Dhyana Quintanar, ex Coordinadora de la Estrategia de Movilidad en Bicicleta de la Ciudad de México, tuvieron a su cargo la implementación del sistema Ecobici. Para su planeación el Gobierno del D.F. contó con la asesoría del Instituto de Transporte y Desarrollo de Políticas (ITDP), donde ahora se encuentra Quintanar con Mariana Orozco y Karina Licea.Belem Guerrero, guerrera del pedal.

Guadalajara es la ciudad más avanzada en cuestión de ciclismo y movilidad urbana gracias al colectivo GDL en Bici, sin duda el más importante del país con un poder de convocatoria masiva. Al frente se encuentran Patricia Karenina y Patricia Martínez, entusiastas y aguerridas creadoras del grupo Femibici, dedicado a dar paseos, clases, cursos y talleres para mujeres que desean empezar a pedalear. Con ellas están Roon Gómez y Jane Jacobs, Superbicla, al pie del pedal. El equipo editorial de su publicación, Ciudad en Bici, lo encabezan Vanesa Robles y Ana Trejo. Y la lista de mujeres ciclistas crece, Nancy Salcedo de Paseo a Ciegas, Susana de la Fuente de Alebrijes, Alma Álvarez de Bici Verde, Eli de Bicla, Elena de Saca la Bici en Querétaro, Laura Saldívar Tanaka de Pedalazo en Chiapas, Cempacleta Franco y Gloria González de Bicicálidos en Aguascalientes, Cabrita Bike en Torreón, Jenny Zapata en Chihuahua… Pura belleza y actitud en equilibrio.

* Publicado en la revista Milenio Semanal #700.








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