Una de las misiones más elevadas del ciclomontañismo es respetar y conservar la naturaleza. Por ello sorprende y molesta encontrar basura ciclista en las rutas de montaña más concurridas.
La filosofía de la Asociación Internacional de Ciclismo de Montaña (I.M.B.A.) se basa en cuatro pilares: Speak / Build / Respect / Ride. El tercero hace referencia precisamente al respeto del entorno, al cuidado de los recursos naturales, la flora y la fauna. Es un compromiso que se adquiere al rodar en cualquier camino natural -y urbano-, una regla de oro en el código de ética del MTBiker.
Pero en los alrededores del D.F. y el Estado de México no es así. Al rodar por lugares como Chiluca, la presa Iturbide, el Desierto de los Leones o el Ajusco, la basura florece en los caminos, en las veredas y en los singletracks, en los puntos de reunión y en los parajes más alejados. ¿Cómo se distingue la basura del ciclista? Acostumbra dejar empaques de gel energético, envases de bebidas isotónicas, envolturas de chocolates y barras de cereal, latas de bebidas energéticas… desperdicios que no son biodegradables al menos en 100 años.
¿Serán ciclomontañistas quienes van dejando este tipo de cosas en sus roles? Es decir, tengo la fortuna de conocer y rodar con ciclistas de montaña que suelen recoger al menos una botella de plástico cada vez que salimos a rodar. Salvo los que dejan sus rastros y desperdicios, a nadie le gusta alcanzar los sitios a los que sólo se llega en bici o a pie, verdaderos pedazos del cielo en la tierra, y encontrar basura ciclista.El plástico es una plaga que debemos combatir. De acuerdo al Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable, la basura que dejan los pseudociclistas de montaña contamina el presente y el futuro como sigue: botella de cristal, 4000 años en degradarse; botella de plástico, de 100 a 1000 años; vasos desechables, 1000 años; pilas, 1000 años; bolsas de plástico, 150 años; encendedor, 100 años; tetra-brik, 30 años; lata de aluminio, 10 años; chicle, 5 años; papel, 1 año; comida y desechos orgánicos, de 3 a 4 semanas. Que recojan su basura, no tiene precio.
Pero en los alrededores del D.F. y el Estado de México no es así. Al rodar por lugares como Chiluca, la presa Iturbide, el Desierto de los Leones o el Ajusco, la basura florece en los caminos, en las veredas y en los singletracks, en los puntos de reunión y en los parajes más alejados. ¿Cómo se distingue la basura del ciclista? Acostumbra dejar empaques de gel energético, envases de bebidas isotónicas, envolturas de chocolates y barras de cereal, latas de bebidas energéticas… desperdicios que no son biodegradables al menos en 100 años.
¿Serán ciclomontañistas quienes van dejando este tipo de cosas en sus roles? Es decir, tengo la fortuna de conocer y rodar con ciclistas de montaña que suelen recoger al menos una botella de plástico cada vez que salimos a rodar. Salvo los que dejan sus rastros y desperdicios, a nadie le gusta alcanzar los sitios a los que sólo se llega en bici o a pie, verdaderos pedazos del cielo en la tierra, y encontrar basura ciclista.El plástico es una plaga que debemos combatir. De acuerdo al Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable, la basura que dejan los pseudociclistas de montaña contamina el presente y el futuro como sigue: botella de cristal, 4000 años en degradarse; botella de plástico, de 100 a 1000 años; vasos desechables, 1000 años; pilas, 1000 años; bolsas de plástico, 150 años; encendedor, 100 años; tetra-brik, 30 años; lata de aluminio, 10 años; chicle, 5 años; papel, 1 año; comida y desechos orgánicos, de 3 a 4 semanas. Que recojan su basura, no tiene precio.
Antes de tirar o dejar algo así, conviene pensar que estamos acabando con los bosques y condenando a nuestros hijos, a los hijos de nuestros hijos, a los hijos de los hijos de nuestros hijos y así hasta el fin del mundo…
* Publicado en Bike a Fondo.
1 comment:
Cuando salgas a la montaña, haz la tarea!!! Trae de regreso una basura de plástico, si solo una. Así podemos iniciar un pequeño proceso de revertir la contaminación de nuestros lugares favoritos.
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